¿Como hablarle de Dios a un Ateo?

Como siempre lo hago, quiero ser de ayuda a esas interrogantes que vienen a tu mente; así como también un día llegaron a la mía. En esta ocasión me gustaría ser de apoyo por si en estos momentos estas lidiando con un amigo que es ateo, o que has dejado una conversación a medias por no tener suficientes argumentos de la veracidad de la biblia. Mi intención con este artículo, es con carácter discipulador, que tu amigo pueda conocer a Dios de manera única y vivencial.

Cada Ateo tiene una razón por la cual serlo, y difícilmente conocerás cual sea esa razón. Algo que debes entender, es que cuando comiences una plática con un ateo, lo importante no es ganar el debate, sino ganar esa persona para Cristo.

He escuchado a personas que les da cierto miedo argumentar con un ateo, porque dicen: “es que esa persona lee mucho, conoce mucho de todo” pero luego recuerdo las palabras de Blaise Pascal (filosofo-matemático francés) “Poca Ciencia te alejará de Dios (el caso de Charles Darwin), pero mucha ciencia te acercará a él”

Como cristianos tenemos un grado de responsabilidad cuando estamos involucrados en pláticas de esta índole, en 1 Pedro 3:15 el Apóstol enfatiza: …Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.

Así que debemos conocer de algo que se llama Apologética (parte de la Teología que pretende defender la fe cristiana de manera racional e histórica) Es nuestro deber como cristianos empezar a conocer de filosofía, historia, Biología, Antropología, etc.

Quiero ayudarte con algunos argumentos para tu platica, y luego culminar con un consejo de amigo:

Posiblemente esta pueda ser la primera pregunta que te puedan hacer: Si existe un Dios ¿Porque hay tanta muerte, hambre, guerra en este mundo? La respuesta no necesita mucha lógica. Ese no era el plan de Dios, es la consecuencia de un mundo caído por causa del pecado del hombre. Es el mundo que el hombre eligió al separase de Dios. Pero el amor de Dios es tan genial que aun así él nos amó, y dio a su hijo unigénito.

Otro argumento más común en contra de nuestra fe, puede ser la creación del universo. Simplemente puedes citar Leyes de la termodinámica: de la nada, nada sale. La ciencia dice que todo lo que tiene un comienzo, tiene una causa, no lo dice el ámbito evangélico sino la ciencia. Y esa causa debe ser pensante para originar un mundo de una forma tan armónicamente diseñada y que funcione de una manera extraordinaria. Es imposible tener un mundo tan sincronizado, sin que haya una inteligencia detrás.

Lo que la ciencia ha hecho en los últimos 30 o 40 años es regresar a la idea de la existencia de un Dios creador. El Dr. Amir Aczel (matemático- Profesor de la Universidad de Harvard) autor del libro: “Why Science Does Not Disprove God” ¿Por qué la ciencia no refuta a Dios? sostiene que la ciencia no contradice la existencia de Dios y que los argumentos en contra de Dios por parte de los ateos tienen “fallas en su razonamiento básico”

En Romanos 1:19 (porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó) Cuando el señor nos creó, él puso en nuestra conciencia que existía, pero el hombre dice no creerle por el pecado que mora en su corazón.

Te puedo recomendar mucha más información, pero el artículo no terminaría. Puedes leer libros como El Caso de Cristo de Lee Strobel, un clásico como: Evidencia que exige un veredicto y, Más que un Carpintero de Josh Mcdowell. Pero ante muchos argumentos que puedan existir, nuestro estilo de vida es el mejor argumento, y si nuestra vida da frutos del Espíritu Santo, seremos personas que la gente querrá escuchar lo que tenemos por compartir.

Tu amigo tiene que ver en tu vida el reflejo de Jesús, ante los problemas que se te presenten, él pueda ver que tu confianza está puesta en Dios. Tu trabajo es llevar el evangelio a los oídos de tu amigo y luego Dios llevará de los oídos, al corazón de esa persona. Te animo a que tu vida le sirva de ejemplo para esa persona que no cree en Dios.